starwars: fansfiction


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15 años 6 meses antes #697 por Moon
Respuesta de Moon sobre el tema starwars: fansfiction
Es un fanfic de otro foro de Star Wars, cuyo autor tiene el nick de Silouh.

He hecho alguna pequeña corrección, pero lo he traido hasta aquí, porque me parece un fanfic bastante interesante. Expresa bastante bien(aunque de una forma algo exagerada, determinadas actitudes de Obi Wan con respecto a Anakin).

La esclava del Sith

En el tiempo en que reinaban los Sith existía una institución inviolable: los escalvos del Sith. En ella ingresaban todos aquellos cuyo nivel de midiclorianos era demasiado bajo como para conocer la Fuerza, pero aun así tenían grandes habilidades técnicas, científicas o artísticas. No ingresaban voluntariamente, como el nombre de esclavos bien indica, sino coaccionados por los sith., más concretamente, por el supremo maestro de los mismos, que usaba de ellos como propiedad personal.
Mas el tiempo de los sith terminó, y con el la esclavitud. Hasta que el actual maestro, Darth Sidious, decidió continuar con esa querida costumbre, obsequiarse con ese regalo. Y me escogió a mí. No sé qué hice para caerle en gracia. Y no sé que he hecho para caer en su desagrado, por lo visto ha decidido sacrificarme dejándome en este planeta casi sin tecnología para que defienda una base mal dotada de las arremetidas de la República. Tampoco debe de importarle mucho el planeta.
Así hablaba la joven Xena a un caballero Jedi de la República, su vencedor, su captor, resignada a ser llevada prisionera y a pasar el resto de su vida en la cárcel, o aún a ser ejecutada por haber servido a la causa de la federación de Comercio, ella, que tanto apreciaba la República.
- Toda esta guerra no es más que una trampa, Palpatine es Darth Sidious.- dijó esto mientras su mano fue a posarse en el pecho desnudo del caballero, pero, asustada por su audacia, se detuvo a escasos milímetros de su piel, mientras su voz denotaba la gran urgencia de ser creída.

El joven caballero Jedi reflejó claramente en su rostro la ira que sentía. no en vano Palpatine era uno de sus mejores amigos. La mano mecánica que reemplazaba a su mano real desde el comienzo de la guerra pareció obedecer una voluntad oculta y se cerró sobre el cuello de la chica, para ahogar sus calumnias.

El habría jurado que no había apretado, pero la joven se había derrumbado al soltarla, ya muerta. Tan bella como viva, pensó el jedi. Por otra parte, si hubiera llegado a declarar en un juicio, su mentira habría hecho temblar los mismos cimientos de la República que tanto amaba. Bueno, que no amaba en absoluto porque la veía regida por políticos débiles y corruptos que guiaban a masas informes de ciudadanos débiles y estúpidos.

Su antiguo maestro llegaba en ese momento, corriendo, con el sable laser encendido. La luz verde del arma era hermosa y se combinaba bien con la de las lámparas de aceite que alumbraban el patio dende había transcurrido el final de la historia para la joven y hermosa Criatura que fue Xena, esclava del Sith.
-¡Anakin! ¿Qué ha ocurrido?- preguntó el recién llegado.

-No lo sé, Obi wan, se ha muerto sola.

Obi wan Kenobi, Maestro del Consejo Jedi, aceptó una vez más las explicaciones dudosas de su discípulo y otra vez más, lo perdonó.


Maestro Jai de DW.



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15 años 6 meses antes #698 por claalc
Respuesta de claalc sobre el tema starwars: fansfiction
No está nada mal ese relato. Tiene muy buenas ideas y me ha resultado original la situación a la que se enfrenta Anakin. Estupendo.

Os dejo el 14º de mis relatos, probablemente el más original los que he hecho...

>>> UN ABSURDO <<<

Y de repente un dewback se zampa a un jawa de un solo bocado. El animal comienza a caminar y es ferozmente atacado por un wampa, que le descuartiza sin mayores problemas. Mientras este peludo bípedo comienza a masticar, un tremendo ronto se hace con su cabeza. Si perseguimos la caída de la misma a través de su larga garganta, veremos que el lugar se transforma en un tubo metálico muy bien iluminado. Y que por él ya no cae una cabeza de wampa sino un héroe manco tras haber sido derrotado. El joven se detiene en su caída brevemente, pues en seguida vuelve a descender por una recién abierta trampilla sobre la que descansaba.
Para cuando le seguimos hacia el suelo, vemos que ya no hay ningún suelo: todo son nubes y más nubes. Negras, además. Tan negras que la lluvia se prevé inminente. Tan inminente, que ya está lloviendo. Y llueve con fuerza, a cántaros. Con tanta intensidad como para que un cazarrecompensas mandaloriano apenas logre ver a través de su casco a su nuevo enemigo. Lo que no le impide, no obstante, lanzarle un potente misil de reacción.
Aunque más que uno son dos. Y de protones, nada menos. Se dirigen con precisión hacia el núcleo de una gigantesca estación espacial de combate. Así que tal esfera metálica explota. Pero, para entonces, ya no es metálica. Tienes metales, eso sí, pero está formada por tierras y mares fundamentalmente. Es un planeta. Era un planeta. Ahora no es más que un conjunto de pedazos rocosos. Algo así como asteroides.
Asteroides que pronto sirven de escondite para una nave de grandes prestaciones, aunque inestable funcionamiento, en su huída de otras de aspecto más…militar. Militares son las naves perseguidoras, militares son también sus pilotos. Pilotos imponentemente ataviados con cascos y armaduras, iguales en todo, incluso en tamaños, más o menos. Como para no: son clones. Si atravesamos sus visores, veremos que sus rostros son idénticos. Si volvemos a atravesar sus cascos, veremos que ya no son pilotos, sino soldados. También vestidos con pesadas armaduras, pero ahora son blancas, no negras.
Se encuentran disparando sin cesar agrupados en grandes batallones, a menos que sean derribados por las enormes arañas mecánicas que los atacan. Cosa nada difícil: su precisión es realmente elevada para tratarse de una máquina. Si fueran seres vivos, acabarían con sus presas en mucho menos tiempo. Como así hacen los astutos kouhuns, insectos de cuerpos alargados y letal veneno. Ahí pueden ver un par de ellos, atravesando una ventana con la ayuda de un droide asesino. Increíblemente sigilosos, ni tan siquiera un droide astromecánico es capaz de detectarlos. Sólo un dúo de Jedi lo logran hacer y, afortunadamente para ellos, justo a tiempo: ya estaban avanzando hacia su dormida presa.
Por cierto, qué cama tan bonita. Ni comparación con esta otra en la que se está transformando, mucho más sencilla y siempre llena de trastos. Bueno, en esta ocasión sólo hay uno: un droide de protocolo, aún “desnudo”, podríamos decir, pues no tiene su brillante chapa dorada. Tan brillante como para llegar a ser considerado un dios por unas extrañas criaturas peludas de corta estatura. Ahí las ven, adorándole sin haber hecho nada.
Ni siquiera se ha enfrentado a un morador de las arenas armado con un gaderffii. Ni ha tenido el valor de pisar la cola de un hutt. ¡ Qué demonios, por no hacer, ni ha ganado una carrera de vainas ! Bueno, quedó segundo, no está tan mal. Pero con las trampas que hizo, tenía que haber ganado, ¡ y con diferencia de unos cuantos segundos !.
Perder por seis segundos. Morir en seis segundos. Menos mal que el misterioso ser aceptó la oferta definitiva del gran señor del crimen, porque, de lo contrario, la masacre habría sido brutal. Nadie sobrevive a un estallido como el de un detonador thermal. En comparación, salir del estómago de un sarlacc es un juego de niños. Bueno, tampoco hay que pasarse: es un juego de cazarrecompensas.
¡ Hombre, mira, otro mandaloriano volando con su jetpack ! Y mira tú por donde: junto a él vuela también la nave de antes, la de los asteroides. Ambos tratan de salir de esa larguísima garganta. Ambos lo logran sin colisionar con ningún diente. Y eso que eran muchos y grandes. Vamos, casi, casi, como un rascacielos. Quizás como aquel en el que un grupo de Jedi examina a un niño un tanto especial. Sinceramente, no sé qué le ven de especial. Si al menos llevara un casco, como el cazarrecompensas mandaloriano, o los soldados clon . . .
¡ Ufff, qué oscuro se ha puesto todo ! No veo. No veo nada. Me estaba acercando a la mente del niño, a ver qué veía pero . . . ¡ Ufff ! ¡ Negro, negro ! Vamos, ni con una espada de luz podría ver algo allí dentro. Espera un momento . . . ¡ Ah, pues sí que veo, sí que veo! Con una espada, sí. Me gusta su resplandor azul, además. Aunque no tanto como el rojo que se me aproxima. Me gusta más. Es una luz que también tintinea. También hace ruido, parece como si silbara, o algo así, pero de una manera ligeramente distinta a la mía.
¡ Vaya, qué imponente señor de oscura armadura la lleva ! ¡ Ni que fuera un droide Sith ! ¿Que me una a él para dominar el universo? Algo así le he entendido. Pero no le oigo bien, con todo el viento que hay por aquí. No, espere, espere, repítame su propuesta. Es que no le he oído bien. ¡ Espere, espere, confírmeme su proposición ! ¡ Que no, que no me estoy negando, que sólo le digo que repita lo que acaba de decir, por favor ! ¡¡¡ No, espere, noooooo…!!!

*** FIN ***

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15 años 6 meses antes #699 por Moon
Respuesta de Moon sobre el tema starwars: fansfiction
Muy divertido este fanfic, una perspectiva casi de espectador de SW en el cine viviendo dentro de ese universo.

Es que no le he oído bien. ¡ Espere, espere, confírmeme su proposición ! ¡ Que no, que no me estoy negando, que sólo le digo que repita lo que acaba de decir, por favor ! ¡¡¡ No, espere, noooooo…!!!


Sobre todo este punto final del fanfic, realmente, muy bueno. :D

Maestro Jai de DW.



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15 años 6 meses antes #700 por claalc
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Me alegro de que te haya gustado. Sí, es una perspectiva totalmente surrealista. Y lo mejor, sin duda, el final, como dices, cuando le está proponiendo Vader conquistar la galaxia juntos o algo similar.

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15 años 6 meses antes #701 por claalc
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En el relato nº15, trato de explicar el hilo conductor del Episodio II, algo que se haría más tarde en la novela El Laberinto del Mal, si no recuerdo mal...

>>> LA TRAICIÓN DE SYFO-DYAS <<<

- No sé por qué dices eso, mi querido amigo Sifo-Dyas. Nuestro Maestro no tiene malas intenciones; sólo quiere un ejército para poder proteger a la República antes de que caiga en malas manos. Ya sabes que los separatistas están formando uno y pronto podrían atacar. Sólo quiere asustarles para mantener la paz.
- Mientes, Lord Tyrannus. Sólo quiere poder, como todos los Sith siglos atrás. Ahora lo tengo claro. ¿Cómo no pude verlo antes, cuando acepté su propuesta? Claro, el Lado Oscuro me nubló la percepción, como a todo el Consejo Jedi cuando aceptaron mi presupuesto, a pesar de lo que ello suponía: ¡¡ el primer paso hacia una dictadura !!
- Impresionante. Veo que al fin has descubierto la verdad. Lástima que ya sea demasiado tarde: el proceso de clonación ya ha empezado.
- ¡ Aún puedo evitarlo ! Basta con que les advierta a los Jedi del peligroso pacto al que ignorantemente les conduje para que entren en acción y acaben con vosotros y vuestros perversos planes.
- ¿ Y crees que iban a acordarse de tal trato ? ¡¡ Te tomarán por loco si lo cuentas y te expulsarán de la Orden Jedi !! Mi Maestro se encargó de hacerles olvidar aquella conversación. Incluso manipuló sutilmente sus mentes para que todos, sin excepción, firmaran el presupuesto. Entra en razón: continúa en nuestro bando, no tienes otra elección. Además, sabes que es lo mejor para la galaxia.
- ¡¡ Jamás volveré a cometer el mismo error !! Es más, ¡¡ pienso remediarlo ahora mismo, aunque ello me lleve al Lado Oscuro !!

El Maestro Sifo-Dyas activó su espada de luz y avanzó velozmente hacia el Lord Sith. Comenzó así un duro enfrentamiento lleno de odio e ira por ambos contrincantes. Veloces fogonazos azules y rojos daban paso a destellos fulgurantes cuando ambos haces chocaban entre sí.
El Conde Dooku era un gran espadachín, pero en aquel duelo su rival le estaba obligando a defenderse no sin esfuerzo. Por algo el Maestro Sifo-Dyas era miembro del Consejo Jedi: era sabio, poderoso y hábil en el manejo de una espada de luz. Tenía, pues, todas las características necesarias para pertenecer a tan selecto grupo.
Llegó un momento en el que Dooku, bastante más agotado que su oponente, por no decir casi exhausto, optó por rendirse, lanzando su original empuñadura al suelo.
- Me rindo, Maestro Sifo-Dyas.- dijo entrecortadamente, pues trataba de recuperar el aliento – No soy rival para ti. Al menos en esta ocasión. Aún no he aprendido todo lo que debiera del Lado Oscuro. Llevo poco tiempo. Dentro de unos años te hubiera superado en todos los aspectos. Pero como el futuro no cuenta en el presente, acepto la derrota. Ya puedes fulminarme.

Pero, extrañamente y para sorpresa del Jedi, fue incapaz de moverse. Algo le estaba impidiendo respirar. Se asfixiaba. El aire dejó de recorrer sus pulmones. Soltó su espada y se llevó ambos manos al cuello. Pero no le sirvió de nada. Fue incapaz de evitar la muerte. Cayó entonces al suelo, primeramente apoyando las rodillas e instantes después con todo el cuerpo.
- Gracias, Maestro. Perdóneme por mi derrota. Aún no domino el Reverso Tenebroso. Le juro que no volverá a suceder. A partir de ahora, y a menos que me necesite para alguna otra misión, todo será estudio y entrenamiento.
- Eso espero, Lord Tyrannus. No me gustaría perder a una promesa como tú. Sé que te convertirás en el Sith más poderoso que jamás haya existido. Si exceptuamos, claro, al joven Skywalker. Espero que aceptes eso, por tu bien y por el éxito de nuestro cercano Nuevo Orden.
- No lo dude, Maestro. Considero a Skywalker una de las piezas clave de nuestros planes, junto a nuestra poderosa arma, nuestro inmenso ejército y, por supuesto, su privilegiada posición en el Senado.
- Bien, mi aprendiz. Volvamos a casa. Debemos pensar en cómo encubrir la muerte de nuestro “amigo”.

***FIN***

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15 años 6 meses antes #702 por claalc
Respuesta de claalc sobre el tema starwars: fansfiction
Mi relato número 16 toma como protagonista al cazarrecompensas por excelencia, Boba Fett...

>>> NO ME GUSTA HABLAR DEL PASADO <<<

- No me gusta hablar del pasado.- respondió el mandaloriano.- Pues vas a hacerlo, estúpido cazarrecompensas.- insistió el pirata.- Quiero conocer al hombre que hay tras esa armadura. Ahora que soy la primera persona en atraparte, también quisiera convertirme en el único que conoce la auténtica historia del gran Boba Fett. Sobre todo, ahora que está a punto de llegar a su fin, ja, ja, ja.- sus secuaces rieron junto a él: sabían que de aquella sala nunca había salido nadie con vida.
- Bueno, si no queda más remedio…- Fett se dispuso a recordar.- Soy hijo de Jango Fett, el mejor cazarrecompensas de la historia de la galaxia conocida. Sus aptitudes innatas para toda clase de operaciones criminales (sabotajes, asesinatos, robos…) le hicieron ganarse una prestigiosa reputación entre los bajos fondos de un incontable número de planetas. Hacía cualquier cosa que se le encargara con una única condición: que la recompensa fuera justa. Llegó un momento en el que su fama fue tal que casi todos los criminales le conocían. Adquirió unas riquezas inmensas a base de realizar las más arriesgadas misiones e, incluso, desagradables, en ciertas ocasiones, como él mismo me contó cuando yo tenía unos 10 años.
- ¿ Y cómo es que no te lo contó antes ? ¿ Eres retrasado mental o algo así ? Ja, ja, ja.- los piratas volvieron a reírse al mismo tiempo que su líder.
- No, soy un clon.- nada más oír aquellas palabras, los secuestradores silenciaron sus carcajadas. Se quedaron atónitos.
- Sí, amigos. Así es. Soy el único clon libre del ejército imperial. Yo fui el elegido por mi padre de entre miles de soldados. Siempre había querido tener un hijo, sobre todo cuando había recaudado una suma tan importante. No quería que fuera a parar al primero que le matara, así que quería tener un hijo que heredara toda su fortuna. Cuando el Sith Lord Tyrannus le propuso ser el donante de tal proceso de clonación, no dudó en exigir un ejemplar para sí mismo, pero uno perfecto, sin alteraciones.
- ¿Alteraciones?
- Sí, el Conde Dooku pidió a los kaminoanos que los clones fueran manipulados genéticamente, de tal forma que fueran totalmente sumisos a lo que se les ordenara, además de que se desarrollaran en la mitad del período normal de crecimiento. Así, en tan sólo 10 años pudo contar con una gran parte del ejército totalmente operativo. Sin embargo, mi padre quiso que yo no fuera así, por lo que me crío desde que era tan sólo un bebé.
Pero, evidentemente, no me acuerdo de esa época. Digamos que mi memoria comienza a partir de los 10 años, que fue cuando mi padre fue asesinado por un Jedi de espada morada. Desde entonces, siempre he querido vengarme, pero, por otro lado, temo enormemente a los Jedi. Les considero seres superiores, invencibles, a pesar de que muchos murieron durante la Batalla de Geonosis. No me veo capaz de derrotar ni al más débil de ellos.
En fin. ¿Es necesario que siga?
- ¡¡ Pues claro, cabeza cubo !! ¡¡ Queremos oír la versión completa !! Y si no quieres continuar, ya sabes, un poco de dolor y todo arreglado…
- De acuerdo, me has vuelto a animar.- mencionó con su ironía habitual.- Veamos, ¿por dónde íbamos? Eeeeeh…

Viendo cómo Fett se burlaba de ellos, el líder de los piratas agarró un electropalo que había en las estanterías de herramientas de tortura y le propició una contundente descarga eléctrica. Más aún en el caso de Boba, dada la presencia de su metálica armadura.
- ¡¡ Vale, vale, vale !! – suplicó el mandaloriano, cosa que nunca antes había hecho, pero su físico no aguantaba más dolores que los que había sentido ya, tanto durante su captura como durante la sesión de tortura a la que había sido sometido hacía escasos minutos.- Bueno, así que, como iba diciendo, perdí a mi padre en aquella batalla, la primera de las largas Guerras Clon. En ese período de 2 años, desde el comienzo del declive de la República a la instauración del Nuevo Orden Imperial, simplemente me dediqué a entrenarme, pues únicamente sabía nociones impartidas por mi padre en sus escasos ratos libres. Así que aprendí varios estilos de lucha, manejo de gran variedad de armamento y conducción de los vehículos más imprescindibles (speeders, transbordadores, swoops…).
Una vez consideré que ya estaba lo suficientemente preparado como para comenzar a “trabajar”, decidí pintar y desgastar la nave de mi padre, la “Esclavo I”, para evitar que sus numerosos enemigos me tomaran por él. Preferí comenzar mi carrera partiendo de cero, sin ningún tipo de reputación por ser hijo de alguien tan valorado.
Pero una vez me sucedió que el peor rival de mi progenitor, un tal Kiott Assassell, del que me había hablado brevemente, reconoció a mi vehículo por una quemadura que tenía en la chapa, una tan intensa que fui incapaz de disimular. Así que en cuanto aterricé en Tatooine, fui atacado por aquel despreciable cazarrecompensas, que, según me había contado mi padre, siempre se había quejado de que le robábamos la clientela.
Menos mal que fui rápido a la hora de esquivar su primera ráfaga de disparos, pues fue realmente precisa. Entonces lo que hice fue ocultarme en el interior de mi nave, haciéndole creer de esta forma que iba a huir de él, como tantas veces había hecho mi padre. No lo hacía por miedo, ni mucho menos. Lo que pasa es que sabía que si acababa con él, enfadaría a varios hutts, clientes habituales del criminal. Y Jango lo último que quería era problemas.
Pero yo quise vengarme por todas aquellas situaciones en la que mi padre se vio comprometido por culpa de ese tal Kiott. Así que, como iba diciendo, me oculté en mi nave para que me siguiera. El muy estúpido así lo hizo, de modo que, en cuanto se acercó a la puerta de embarque, le lancé un detonador thermal activado. Como ya sabéis, son unos explosivos que estallan a los 6 segundos, por lo que el ruin cazarrecompensas no tardó en ir a por él para desactivarle. Una vez le cogió y pulsó su botón, le pegué un tiro en la nuca. ¡Qué gran estrategia, ¿verdad?!
- Sí, sí, pero continúa, que no tenemos todo el día…
- Bueno, es que no sé qué más queréis que os cuente. Si empiezo hablar enfrentamiento por enfrentamiento…
- De acuerdo, tienes razón. Podríamos estarnos horas aquí metidos. Para finalizar, cuéntanos tu gran duelo contra Mace Windu, el Jedi de espada morada que acabó con tu padre, porque, según he oído, luchaste contra él cara a cara, ¿no es cierto?
- Así es. Aunque, como ya os conté, cogí miedo a los Jedi una vez murió mi padre, hubo un día en que me envalentoné y decidí averiguar quién fue su asesino. Entonces, recurrí al Conde Dooku, o Lord Tyrannus, para preguntarle si le conocía. Me dijo que sí. Es más, me encargó que acabara con él. “Perfecto”, me dije. “Además de vengarme, obtendré una cuantiosa suma”. Eso sí, Dooku ya me lo advirtió: es el segundo Jedi más poderoso tras el gran Maestro Yoda. Pero, como en aquella época ya ha había realizado gran cantidad de duros trabajos, a pesar de tener tan sólo 12 años, me vi en condiciones de derrotarle. Es más, para entonces ya me conocían tanto como a mi padre años atrás. Todos decían de mí que era el rey de los cazarrecompensas. No sé, ¿creéis que tienen razón?
Viendo que Fett les volvía a tomar el pelo, el líder pirata volvió a sacudirle una tremenda descarga con su electropalo. Instantes después, una vez que se recuperó, Boba continuó su narración.
- Lo que hice fue estudiar los movimientos de aquel imponente Maestro Jedi. No tardé en averiguar que era miembro del Consejo Jedi, un grupo selecto de los más sabios y poderosos Jedi, lo que me confirmó la descripción que me dio de él Lord Tyrannus. En fin, que tras dos semanas de reconocimiento de la zona y demás, preparé un plan de ataque. Como vi que siempre iba al Senado cada siete días estándar, y siempre tomaba la misma ruta en aerotaxi, ideé un plan para dispararle uno de mis precisos y potentes misiles, aunque no sería fácil alcanzarle en vuelo. Pero, bueno, ateniéndome a ese plan, busqué y, de hecho, encontré un buen lugar para efectuar el lanzamiento.
Así que llegó el día. Yo estaba completamente preparado. Había estado incluso entrenándome para no fallar. Pero no conté con la extraordinaria capacidad que tienen los Jedi, especialmente los más poderosos, para detectar peligro. Entonces, momentos antes de que disparara, el Jedi hizo uso de su poder para cambiar la trayectoria del vehículo y esquivar, por décimas de segundo, mi preciso intento de acabar con su existencia.
No dudé entonces en comenzar a volar con mi jetpack en dirección a mi presa. Aunque ya desde aquel momento no tenía muchas esperanzas de poder derrotar a tan impresionante guardián de la paz.
Y, la verdad, no tenía que haberlo intentado. Nada más colocarme tras su nave, me lanzó por la ventanilla su espada de luz morada encendida. Afortunadamente, logré descender lo justo como para que no me alcanzara a mí, sino al jetpack de mi espalda. El corte fue tan profundo que se incendió. Menos mal que no estalló directamente, sino poco después, cuando me le quité y le lancé por los aires.
Continué cayendo hacia una muerte segura en los bajos fondos de Coruscant. Pero para este tipo de situaciones, siempre tengo a mano mi garfio, una cuerda que tengo en mi brazo y que, además de usarla para colgarme durante caídas repentinas, también me sirve para salvarme de otros peligrosos momentos.

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