A partir de ahora sería conocido como Joven Jedi. En el fondo de mi corazón sabía que nunca podría ser alguien como él, empezando por los poderes de la fuerza pero... su nombre merecía llegar a lo más alto.

Equipado con una gran mochila, llena de provisiones, decidí partir hacia el puerto espacial de Yavin IV... si se lo podía llamar así. Era duro tener que abandonar tan hermoso planeta, pero debía abrirme paso en este universo, aunque no fuera sencillo.



Guardé mi pica magnética también en aquella mochilla. Podía segmentarla en cuatro partes, las dos estructuras magnéticas y lo que era el soporte. Un gran trabajo que me llevó su tiempo. Al igual que mi otro invento que esperaba no tener que utilizar nunca... si caía en las manos enemigas podría ser una gran tragedia.

Al fin había llegado, como un ser desconocido más. Era el momento de embargar en un transporte medio como cualquier otro.



El viaje se me hacía largo. Durante las largas horas que tardaría me puse a pensar en el pasado, concretamente hace diez años. En aquella misión todos fracasaron pero... sólo conocía el fallecimiento de Joven Jedi. Me lamentaba de no poderle haber ayudado, cuando hubiera podido... odiaba al Imperio y odiaba al Emperador Dalen. Confiaba en que algunos de sus amigos, y también míos, estuviera vivo.

- Hemos llegado a Coruscant.

El corazón del Imperio.

Ken Kenobi se halla completamente sumido en una impenetrable oscuridad , siente frio y soledad a su alrededor no logra percibir nada a su alrededor.

-Me abandonaste...-Dijo una voz a su espalda- Fuiste la causa de mi muerte.

Ken se volvió sobresaltado y allí vió a su antiguo y fallecido padawan Ihcir Kent.
- Eso no es verdad no pude hacer mas.-
- Dejaste que muriera ni siquiera sabes quien me mató¡ , no mereces el nombre de jedi... ni tu vida.-
Dicho esto Ihcir desenfundó su sable y dirigió una estocada al corazón de su antiguo maestro.

Ken Kenobi se despertó de su camastro sobresaltado, habia tenido otra pesadilla horrible con Ihcir, jamás se perdonaría su muerte. El peso de sus errores le perseguiría toda su vida.
Se levantó trabajosamente , se lavó tomó sus dos sables y se dirigió con pesar hacia la cantina. Jamás podria perdonarse... no solo habia perdido a su padawan sino que tambien toda la flota que el comandaba habia perecido. Todos aquellos que depositaron su confianza en él habian muerto , su vida era un profundo horror del que era imposible salir. Una cárcel de la que no se podía salir ya que Ken Kenobi no se suicidaría ni siendo la ultima persona viva sobre el universo.

Salió del albuergue en que se hospedaba y se dirigió hacia la cantina. Ken la única pista que creía tener era la de su intuicion que le decia que el asesino de su padawan debia ser un cazarrecompensas sensible a la Fuerza que hubiese podido bloquear los poderes de Ihcir porque no concebía a nadie mas que hubiese podido ser capaz de apartarle de su lado con toda rapidez y enmedio de tanto caos.

Como todos los dias entró en una cantina del lugar diferente para buscar información sobre el paradero de su víctima.
Captó la atención de un quarren que le invitó a su mesa.
-Creo que se quien buscas.- Le dijo
Ken le sondeó con la Fuerza y supo que mentía solo quería sacarle los escasos créditos que le restaban.
-No creo que me interese lo que tengas que decir.- le espetó con dureza, no soportaba que le tomasen el pelo.
El quarren en un intentó de impedir que se fuese le agarró del manto que le envolvía lo que hizo que su sable láser quedase al descubierto.
- Es un jedi, MATADLE. El Imperio nos dará una gran fortuna.- Gritó el quarren.

Matale-oyó Ken en su cabeza Mátalos a todos.
Ken decapitó al quarren de un tajo mientras media docena de cazarrecompensas se abalanzaba sobre el empuñando los blasters y disparando a quemarropa, Ken devolvió los disparos y acabaron todos sus atacantes en el suelo. Algunos heridos .. otros muertos. Rematalos-oyó en su cabeza. Con el sable aun encendido remató a las cazarrecompensas heridos dejando un reguero de muerte y desolación.

-Jedi marchate de aqui ahora mismo, lo que haces no es bueno para el negocio.- Le espetó con dureza el cantinero.

Ken se acercó a él lentamente y en un movimiento increiblemente fugaz le decapitó poniendo fin a su vida. Acto seguido enfundo ambos sables ,desvalijó la caja y se llevó todos los créditos que contenia. Los parroquianos que restaban en la cantina le miraban con mudo asombro y cara de terror.

-No me gusta que me miren- Dijo Ken con un tono oscuro. Desenfundó ambos sables de nuevo y acabó con la vida del resto de los seres de la cantina.

Matarás sin piedad.. hasta vengarme..Dijo la voz en su cabeza


CONTINUARA

El gobernador de Chandrila había montado una lujosa fiesta de bienvenida al General Sanko Gamoel,que había llegado al planeta 3 días atrás.Todos los efectivos disponibles estaban trabajando en esa fiesta.Era la más lujosa que se había hecho en varios años.

En una gran mesa,situada en el centro del gran salón,se encontraba el General Sakon Gamoel,miembro del Consejo Imperial,y uno de los hombres más importantes de la galaxia.Tenía el pelo completamente negro,pese a no ser demasiado joven.Llevaba un glamuroso traje.A su lado se sentaba el gobernador de Chandrila,con el que conversaba alegremente sobre el sistema impuesto por el emperador Dalen Enorab,que se encontraba en Coruscant.

—Pero dejemos de hablar del emperador —Dijo el gobernador— ¿Qué ha venido a hacer aqui realmente,General?
—Se supone que he venido de vacaciones —Dijo el General Sanko,mientras daba un trago a su copa de vino— pero seguramente tenga que hacer algo aquí.Ya sabe,negocios...a parte de miembro del Consejo,soy un importante hombre de negocios.Lo sabía,¿no?
—Esa no es la pregunta,la pregunta es,¿quién no iba a saberlo?

Los dos comenzaron a carcajear,y el general se acabó de beber la copa de vino.A continuación,se levantó,y golpeó la copa con un tenedor,llamando la atención de todos los presentes.Hizo una seña a un camarero para que le llenase la copa.El camarero de acerco,llevaba un traje pulcro y limpio,de color negro y rojo,y una sombrero que parecía militar.Asi eran los uniformes que habían llegado esa misma mañana.

El general comenzó su discurso.

—Me gustaría hacer un brindis.Un brindis por todo lo que hemos conseguido.Un brindis por la seguridad en la galaxia.Un brindis por el comercio entre todos los planetas,¡un brindis por todo el dinero que estamos ganando! —la sala soltó una carcajada al oir eso— Pero,ante todo,un brindis por nuestro grandioso Emperador,Dalen Enorab.El hombre que ha conseguido que hoy estemos todos aquí,reunidos,y no tengamos que temer por nada...¡Por el Emperador!

La sala gritó lo mismo justo después.El general se bebió la copa entera de un trago,y después soltó un suspiró.Notaba como el vino le quemaba las entrañas,algo muy inusual.Y después,una punzada mortal en el corazón.Se llevó la mano al pecho,y miró al fondo de la sala.Desde allí,vio como el camarero que le había servido le saludaba,levantandose ligeramente el sombrero,y dejando ver una cabellera blanca.

—No...puede...ser...

El General Sanko Enorab cayó sobre la mesa,derramando la botella de vino y tirando al suelo la vajilla.Su cuerpo se deslizó hasta llegar al suelo.La gente se levantó de sus asientos,y el gobernador fue a socorrerle.Rapidamente,le tomó el pulso,poniendo dos dedos en su cuello.Después,se levantó.

—Está muerto.

Ken Kenobi se halla completamente sumido en una impenetrable oscuridad , siente frio y soledad a su alrededor no logra percibir nada a su alrededor.

-Me abandonaste...-Dijo una voz a su espalda- Fuiste la causa de mi muerte.

Ken se volvió sobresaltado y allí vió a su antiguo y fallecido padawan Ihcir Kent.
- Eso no es verdad no pude hacer mas.-
- Dejaste que muriera ni siquiera sabes quien me mató¡ , no mereces el nombre de jedi... ni tu vida.-
Dicho esto Ihcir desenfundó su sable y dirigió una estocada al corazón de su antiguo maestro.

Ken Kenobi se despertó de su camastro sobresaltado, habia tenido otra pesadilla horrible con Ihcir, jamás se perdonaría su muerte. El peso de sus errores le perseguiría toda su vida.
Se levantó trabajosamente , se lavó tomó sus dos sables y se dirigió con pesar hacia la cantina. Jamás podria perdonarse... no solo habia perdido a su padawan sino que tambien toda la flota que el comandaba habia perecido. Todos aquellos que depositaron su confianza en él habian muerto , su vida era un profundo horror del que era imposible salir. Una cárcel de la que no se podía salir ya que Ken Kenobi no se suicidaría ni siendo la ultima persona viva sobre el universo.

Salió del albuergue en que se hospedaba y se dirigió hacia la cantina. Ken la única pista que creía tener era la de su intuicion que le decia que el asesino de su padawan debia ser un cazarrecompensas sensible a la Fuerza que hubiese podido bloquear los poderes de Ihcir porque no concebía a nadie mas que hubiese podido ser capaz de apartarle de su lado con toda rapidez y enmedio de tanto caos.

Como todos los dias entró en una cantina del lugar diferente para buscar información sobre el paradero de su víctima.
Captó la atención de un quarren que le invitó a su mesa.
-Creo que se quien buscas.- Le dijo
Ken le sondeó con la Fuerza y supo que mentía solo quería sacarle los escasos créditos que le restaban.
-No creo que me interese lo que tengas que decir.- le espetó con dureza, no soportaba que le tomasen el pelo.
El quarren en un intentó de impedir que se fuese le agarró del manto que le envolvía lo que hizo que su sable láser quedase al descubierto.
- Es un jedi, MATADLE. El Imperio nos dará una gran fortuna.- Gritó el quarren.

Matale-oyó Ken en su cabeza Mátalos a todos.
Ken decapitó al quarren de un tajo mientras media docena de cazarrecompensas se abalanzaba sobre el empuñando los blasters y disparando a quemarropa, Ken devolvió los disparos y acabaron todos sus atacantes en el suelo. Algunos heridos .. otros muertos. Rematalos-oyó en su cabeza. Con el sable aun encendido remató a las cazarrecompensas heridos dejando un reguero de muerte y desolación.

-Jedi marchate de aqui ahora mismo, lo que haces no es bueno para el negocio.- Le espetó con dureza el cantinero.

Ken se acercó a él lentamente y en un movimiento increiblemente fugaz le decapitó poniendo fin a su vida. Acto seguido enfundo ambos sables ,desvalijó la caja y se llevó todos los créditos que contenia. Los parroquianos que restaban en la cantina le miraban con mudo asombro y cara de terror.

-No me gusta que me miren- Dijo Ken con un tono oscuro. Desenfundó ambos sables de nuevo y acabó con la vida del resto de los seres de la cantina.

Matarás sin piedad.. hasta vengarme..Dijo la voz en su cabeza


CONTINUARA

La hermosa ciudad de Coruscant, según como se mire.



Allí estaba. ¿Que iba a hacer? Me lo preguntaba mentalmente repetidas veces. Ni siquiera era un Caballero Jedi, cualquier problame y estaría frito.

La profunda noche que inundaba la ciudad le daba otro encanto, a la vez que la llenaba de peligrosidad. Pensé que la mejor idea era la de entrar en un bar cualquiera a tomar algo... a fin de cuentas, tendría el resto de los días de mi vida para encontrar, si es que había, alguien en este universo que pudiera ayudarme. Que pudiera ayudar a los demás. Que pudiera derrotar al Imperio.

Me adentré en la primera cantina que hayé. Sus luces violetas, de alta intensidad, me deslumbraban desde fuera y daban la imagen de un loco de mediana edad que no tenía sitio a dónde ir. En el fondo, no iba desencaminado.

Mi figura interumpió la dirección del humo, tan habitual como las substancias ilegales. Genial, uno de esos despreciables seres ya se dirigía a mí. "¿Quieres píldoras letales?" Me jugaba lo que fuera a que me preguntaría eso. Para mi sorpresa, y agradecido, se detuvo ante mí y luego pasó de largo. ¿Tan mal aspecto tenía?

- ¿Le sirvo algo? -me ofrecía aquel H´nemthe



- Cualquier cosa líquida -improvisé yo.

En realidad me arrepentí de lo de "cualquier cosa". Aquello sabía a rata. Era lo peor que habría probado, quizás, en mi vida. Igualmente no tenía nada que hacer y no quería llamar la atención, así que me puse a ver lo que echaban en la pantalla de aquel bar con mi consumición. De pronto la emisión se interrumpió para dar paso a una noticia de última hora.

- Hoy la ciudad de Coruscant está de luto. El General Sanko Gamoel ha sido asesinado.

Un carguero coreliano tipo YT-2400 de color negro entro en el planeta Korriban y aterrizo a las puertas de un gran edificio con cuatro estatuas. La trampilla de la nave se abrió y de ella salio un joven, que entro en el edificio.
Tras pasar varias salas entro en una gran sala redonda completamente oscura solo iluminada por un pequeño circulo en el centro, el joven se quedo un rato pensativo en la puerta de la sala, de repente se escucha una voz extraña, misteriosa y tenebrosa.

- Voz: Ohh joven jedi, que esta abrazando el sendero del Lado Oscuro, siento odio, ira, sed de venganza, también siento que ansias de poder tienes, si poder es lo que deseas, debes entrar en la sala y arrodillarte en el circulo iluminado dando tu espalda a la puerta.

El joven sin vacilación ninguna entro en la sala y se coloco tal como la voz le había dicho, una vez hecho, las puertas de la sala se cerraron, de repente doce cuerpos de color blanco-grisáceo rodearon al joven.
Uno de ellos, el que estaba al frente, su cara era de color azul, tenia como dos cuernos saliendo de su cabeza, se dirigió al joven que aun seguía arrodillado, entonces abrió su boca, su voz era la misma que se escucho antes.

- Voz: Bien, ahora que estas frente a mi, veo que eres un discípulo del Lado Oscuro, siento mucho poder en ti. Pero antes de nada, debes saber donde estas, estas antes los 12 Lores Oscuros más poderosos de la historia, yo soy Marka Ragnos y estos son:
Darth Nihilus.
Naga Shadow.
Darth Sidious
Darth Plagueis.
Darth Sion.
Darth Bane.
Darth Malak.
Exar Kun.
Dathka Graush.
Tulak Hord.
Ajunta Pall.

Mientras los iba nombrando estos iban haciendo una reverencia como señal de indicación de quien era cada uno. Procedido todo esto, Marka Ragnos siguió hablando.

- Marka Ragnos: Hechas las presentaciones, el grupo de los 12 ha decidido y debido a tus sentimientos y conocimientos, que seas nombrado Lord Oscuro, pero antes debes de pasar una prueba….

Los 12 espíritus desaparecieron y apareció una figura misteriosa, estaba armada con una espada láser, estaba dispuesto a matar al joven, entonces el joven reacciono y mientras se levantaba y daba la vuelta encendió su sable láser y paro el ataque del atacante, el joven sith había conseguido parar el ataque, pero la posición en la que estaba no era muy buena, así que el sith empujo a su contrincante con la fuerza dándole tiempo a levantarse, ambos contendientes estaban listos para una gran pelea. El atacante se coloco en posición de defensa.

- Atacante: Venga ven a por mi, aquí te espero.
- Sith: Caso error, la defensa será tu muerte

El sith se lanzo a toda velocidad, había ira en su mirada, ansia de poder, ganar a esa misteriosa figura le convertiría en Lord Oscuro, eso significaba poder. Ambas espadas chocaron y siguieron una seria de sablazos, el combate estaba durando mas de lo que el sith esperaba, entonces cuando ambos sables estaban chocando, el sith decidió que era el momento de acabar y mediante la fuerza empezó a estrangular a su oponente que apenas pudo resistir la presión y no murió por asfixia, sino que debido a la presión en su cuello, este se rompió provocándole la muerte, antes de la caída del cuerpo del atacante aparecieron de nuevo los 12 espíritus rodeando al sith.

- Marka Ragnos: Como representante de los 12, serás nombrado Lord Oscuro, y como tal, debes llevar las vestiduras sith por toda la galaxia, dentro del baúl de tu derecha encontraras tu nueva ropa, la ultima prenda que estrenadas, si alguna vez sientes vacilación o ansias de poder no dudes en volver. Que el lado oscuro de la fuerza te acompañe, Lord Oscuro Kalas…

El nuevo Lord Oscuro cojió la prenda del baúl y se la coloco, era una larga túnica sith de color negro, una vez hecho, salio del templo, sabia que a pesar de todo algún día tendría que volver, Lord Kalas embarco en su nave y salio del planeta, su nuevo destino era Kamino, su planeta de nacimiento...