(Lamento anunciar que por motivos de estudio el Fan Fiction que tenía en proyecto se ha anulado)

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STAR WARS: EPISODE 0

The apprentice surpasses the master

Capítulo 1:

En un lugar alejado de la vista de cualquier curioso, un mundo oculto durante mucho tiempo, un espacio montañoso, soleado en aquel instante y edificado preciosamente por antiguas esculturas y edificios Sith.

Por los balcones exteriores al gran palacio caminaba un Umbarano acompañado de un ser de raza humana.

- Debes saber que la sabiduría es infinita, mi joven aprendiz. A tu joven edad tienes mucho que aprender todavía.
- Sí, maestro.
- El Lado Oscuro es el camino a alcanzar el máximo poder, la absolutividad, todo amigo mío… incluso la inmortalidad… ¿recuerdas?

El joven humano asintió seriamente. Era bastante más bajo que su maestro.

- Darth Sidious, he de encomendarte una misión, aunque sea pronto.
- Lo que usted desee Lord Plagueis.
- Irás al planeta Wayland .
Darth Plagueis mantuvo una mirada seria y penetrante.

- Eso no te incumbe muchachito –respondió recio.- Ahora ve a preparar tus cosas. La nave contiene el camuflaje que necesita.

Darth Sidious era un mozo de 15 años, muy hábil y diestro. Sin embargo, su maestro y única persona que lo conocía, no constaba en sus habilidades. Hasta entonces, el aprendiz Sith era un misterio del cual desconocía su auténtico poder.

Sidious preparó su equipaje y configuró los mandos de su nave. Su maestro se acercó a ella.

- No tardes demasiado -le obligó.- Recuerda que llevamos un milenio extinguidos... aún no es el momento.
- ¿El holocrón forma parte de tu plan?
- Te he dicho demasiadas veces que no debes preguntar, ¿no es cierto?
- Lo siento maestro.

Darth Sidious conocía muy poco al igual de su maestro. Durante los años que llevaba con él, se habían limitado a pasarse los conocimientos imprescindibles. Pero poco sabía el joven de todos los planes de los que le hablaba su maestro. Solo oía una y otra vez sobre el momento de revelarse. Toda su vida se había dedicado a buscar holocrones. Siempre era él.

- Baja inmediatamente aprendiz -ordenó Plagueis.

Lo hizo, confuso y vacilante. Se alejó un poco de la nave. Darth Plagueis extendió su mano abierta hacia él. Sidious desconocía el porqué. Había comenzado el primero de sus sufrimientos.

Notó que su aire se desvanecía, no respiraba, El sentir del agobio hizo que brotaran sus lágrimas. Veía reflejado el odio en la cara de su maestro, apretando los dientes.

Cayó al suelo, inmóvil y perplejo. Sintió un dolor punzante en su cuerpo que lo paralizaba. El dolor, como si se quemara vivo era insoportable. Lo sentía muy próximo.

Lord Plagueis había descargado su ira junto al muchacho, a escasos centímetros. En el rostro del aprendiz, las marcas imborrables de un presente turbio.

[ 31. Mayo 2007, 12:24: Mensaje editado por: Joven Jedi ]

Capítulo 2

Darth Sidious despertó. Estaba solo, rodeado del viento que azotaban los rígidos muros de las construcciones. Subió a bordo de su nave y aceptó las coordenadas. Su viaje había comenzado.

(...)

Examinó con curiosidad y detenimiento las marcas dejadas por los rayos Sith. Poseía varias marcas que habían arrugado y quemado su fino rostro adolescente. Un cúmulo de ira y odio le cubrió. ¿Como su propio maestro pudo hacer eso? No era para él mas que una conexión de conocimientos, y los justos. No podía ser partícipe de compartir sus planes, fueran cuales fuesen. Quizás no se fiaba de él.

Su puño cerrado chocó contra un lateral de la nave. Estaba furioso.

(...)

Aterrizó. Pronto comprobó el bello paisaje del planeta Wayland. La superficie del planeta está cubierta de bosques densos de bóvedas dobles. Localizó su posible objetivo, el monte Tantiss, situado en el hemisferio norte.

Caminó durante horas para alcanzar la cima. El ardúo trabajo aburrido y costoso de encontrar holocrones. Como si fuera tan fácil, pensaba él. Además, para él no le servían de mucha utilidad. Su maestro le enseñaba sus conocimientos verbalmente.

Alcanzó lo que parecía ser la entrada a una cueva. No estaba en la cima, sino en el medio del monte. Su maestro le habló de ello, así que supuso que aquel era el lugar.

Entró, rodeado de estalagmitas y goteos contínuos. Su silencio y pasividad se vieron interrumpidos por algunos ruídos. No estaba solo.

Procuró ocultar su presencia, aunque quizás fuera demasiado tarde. Escondido tras unas rocas, divisó a dos humanos en el interior.

- Sígueme mi joven aprendiz. He encontrado algo importante. La Orden Jedi aceptará con gran orgullo este holocrón Sith. Así conoceremos el pasado de estos oscuros seres.

- Sí maestro. Es importante conocer la historia de la fuerza.

Era el momento. Recordó las sabias palabras de su maestro. Para ellos, los Sith eran algo que habían estudiado en los libros. Pero pronto lo vivirían. Sidious cumpliría con su misión y lo haría en silencio.

Cuando el aprendiz, cercano a los 20 años de edad se alejó para indagar, Sidious fijó su mirada en el techo. Lentamente y en silencio, forzó la estructura de las rocas. Tomó aire y lo realizó. Formando un gran estruendo, parte del techo de aquella cueva se derrumbó encima del maestro Jedi, aplastado. A través de las filtraciones pudo observarse como la sangre intentaba huír de las piedras.

Alertado, el padawan regresó gritando. Vio horrorizado como el desprendimiento involuntario, creía él, del techo, había acabado con la vida de su maestro.

Sigilosamente y por detrás, el malvado aprendiz Sith clavó su sable láser en la espalda del otro padawan. No articuló palabra. Solo sintió un objeto en su espalda y al instante un gran dolor y sufrimiento como si fuego fuese.

Darth Sidious había cometido sus dos primeros asesinatos. Agarró el holocrón Sith, pero no podía marcharse. Debía ocultar los cadáveres.

Los enterró en la misma cueva y se le ocurrió una nueva idea. Guardar sus dos sables láser como victoria.

Habían pasado 3 días. Los cadáveres sepultados ya formaban parte de una cueva personalizada. Había trabajado para intentar descifrar inútilmente el holocrón, y a la vez crear un depósito para dejar reposar los dos sables láser ganados.

"Es hora de volver" se dijo a sí mismo.

(...)

Aterrizado en Coruscant, solitario el aprendiz entró en el templo. Lord Plagueis meditaba, levitando y con gran concentración.

- ¿Es razonable tu tardanza? -preguntó Plagueis.

- Lo lamento maestro. Me costó más tiempo del que...

- ¿Intentas engañarme? Terrible error mi aprendiz... deposita el holocrón donde debe estar... y acércate.

Darth Sidious así lo hizo. Cruelmente, su maestro comenzó a estrangularlo con la fuerza hasta dejarlo exausto en el suelo.

- ¡Siente mi odio joven aprendiz! ¡¡Siéntelo!!

Plagueis descargaba sus rayos Sith de forma directa con el muchacho, que se retorcía. La expresión de su cara cambió, más envejecida y arrugada.

- ¡Ma... maestro...! ¡¡Por favor!!

Cesó el sufrimiento. Lord Plagueis observó a su víctima.

- Sin duda no merece la pena... me pregunto que ocurrirá si mi plan no tiene éxito antes de que me muera Sidious... ¿Que va a ocurrir? ¿Se tendrá que extinguir la Orden Sith por tú culpa?

- Maestro... usted puede confiarme sus secretos...

- Eres demasiado débil Sidious. Demasiado... jamás comprenderías ni como acceder a un holocrón. Estás acabado... además... mírate... tu cara desfigurada resalta tus múltiples contras... -sonrió.

Darth Sidious se levantó de un salto y se encaró a su maestro.

- A lo mejor no soy tan débil -amenazó susurrante.

Lord Plagueis se sorprendió de su valentía y sigilo.

- Ni se te ocurra tocarme...

Sidious estiró su brazo pero salió despedido por un empujón de fuerza de Plagueis. Su espalda colisionó con la pared, cayendo trozos de piedra encima suya.

- Descarriado aprendiz... he perdido muchos años de mi vida para entrenar una patética forma de vida...

- Usted me dijo... que mi potencial... -susurraba.

- Sin duda debió ser un error.

Un fuerte remolino se formó en el lugar dónde el aprendiz estaba tumado. Las rocas comenzaron a girar a su alrededor y las lanzó, una por uno, con una salvaje y misteriosa risa histérica. Lord Plagueis las desvió todas sin inmutarse. Quedó sorprendido, pensativo. Aquello era extraño.

Darth Sidious encendió su sable láser de color sangre y de un salto se plantó delante de Plagueis. Éste, sin poder reaccionar, sufrió el dolor de ser amputado de ambos brazos por la altura de los codos.

- ¡¡Aaaah!!

Sidious sonrió y apagó su sable láser. Sus ojos amarillos tornaron normales.

- ... maldita sea... ¡no es la hora para que me sucedas! -gritó Plagueis.

- Lo haré... cuando lo crea conveniente maestro...

En la sala privada de Darth Plagueis, Sidious había ordenado los holocrones y los había dejado a proyectar su reflejo en un punto concreto. Comenzó a estudiarlos, pero se vio interrumpido. Su maestro hizo acto de presencia, sudoroso e indignado.

- Yo le curaré maestro.

- ¿Estás loco? No tienes el poder.

Sidious forzó a su maestro para sentarse. Mediante unos materiales cirúrgicos le implantó de nuevo los brazos y curó sus heridas. Sorprendido, Plagueis cayó en cuenta de su error. No había fallado. Cuando encontró a su aprendiz, el indicador de midiclorianos no mentía. Sin duda él sería quien iniciase los planes de resurrección de los Sith. Y estaba seguro de que se complirían.

- Creo que es hora de que te revele el secreto del milenio, aprendiz mío.

- Esperaba ansioso maestro.

Durante años, Lord Plagueis le reveló cada uno de los muchísimos secretos, las informaciones ocultas de los holocrones etc. Aprendió a usar la fuerza a su antojo y ocultó su desfigurado rostro. Consiguió ocultar su energía negativa y su dominio de la espada era exquisita.

Había llegado el momento. Sidious lo conocía todo. A sus 18 años, era el momento de la sucesión.

El último de los secretos y mayor de todos llevó a Sidious a cometer lo planeado. El poder salvar una vida o crearla, a través de los midiclorianos era el objetivo final.

Su maestro mintió. Le reveló absolutamente todo salvo el dominio de la vida eterna. Quizás en un futuro se lo contase, pero no podía esperar. Realizó estudios y descubrió que la teoría estaba más avanzada de lo que esperaba.

Una noche, mientras dormía, ahora Lord Sidious, se aproximó a la habitación de su maestro y clavó su sable rojo en su pecho, ocasionándole la muerte al instante.

Sus ojos amarillos, tornados de odio, se depositaron en la noche a través de la ventana. Esperaría y comenzaría a trazar un plan.

Era irónico. Podía salvar a gente de la muerte, pero no a él mismo. O eso al menos era lo que sus pistas revelaron. Sin embargo, descubrir totalmente esta teoría no le corría prisa a Sidious, al igual que crear vida.

¿Por qué?

Lord Sidious descubrió que la "vida" ya se había creado. Un hijo sin padre.

FIN

Oye ¿Que os parece si reactivamos fansfiction?
Buen final JJ

Yo siempre lo intento, pero nadie me acompaña.

Es que llega un momento que escribir uno solo en un tema pues...