FAN-FORUM WARS. Partida XI: El Legado


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13 años 10 meses antes #103 por bountyhunter_s1
Una carcajada a través del comunicador precedió al choque, o al menos eso pareció. Un martillazo colosal frenó la nave, seguido de un bramido arrastrado por todas las estructuras de la nave. La iluminación falló varias veces quedando interrumpido el patético espectáculo de ver a las fuerzas imperiales presas del más atolondrante terror. Hasta que definitivamente, todo control y suministro eléctrico de la nave quedó extinto, al ritmo en que la nave se desvalanceaba y finalmente cedía sobre su propio peso hacía adelante, mientras el pánico se apoderaba del puente de control y el último de los paneles quedaba hundido en el más implacable negro.

Entonces un puñetazo certero de Nand Ciurg arrancó una escotilla e ingreso como una sombra entre la negrura y el terror, entre los cuerpos cayéndose uno sobre otro a lo largo y ancho del pasillo. Sus visores infrarrojos le permitían moverse con seguridad a la vez que inclinaba su cuerpo hacia delante llevando la contra al peso de la nave. Los comandos y las tropas regulares podrían verlo, pero el caos era su aliado y el conocimiento de que todo estaba bajo su control lo volvió invisible. Ganó la entrada al sector de celdas y un comando imperial lo percibió mientras intentaba aferrarse a las paredes, amagó con disparar pero Ciurg fue más rápido y con un rodillazo implacable lo dejó caer a un lado. Llegó a la interjección de los sectores Q y P y dos soldados se abalanzaron sobre el nuevamente. El primero quedó estampado en el suelo tras ser arrojado como un juguete por los invencibles brazos del caza recompensas mientras que el otro asestó un disparo directo a la cabeza que de no ser por el casco de Weirdow le hubiera hecho una salida de ventilación a su cerebro. Nand se lanzó sobre el con todo su peso y le quitó su arma. Lo tuvo a su merced y pensó detenidamente en pagarle con la misma moneda. Las palabras de Weirdow lo convencieron que de Nand Ciurg no podía actuar en aquella situación, su lado más salvaje debía ceder al poco estable pero más racional. Giró el E- 11 y golpeó duramente el rostro descubierto del soldado.

- SIGUEME POR AQUÍ! NO DEJES DE AGARRARTE!

Reconoció la voz de una mujer que debería estar muerta si todo su plan hubiese salido bien desde un principio y la vio detenerse frente a el. Se suponía que no podía verlo, pero si lo hacía, los caminos de la fuerza eran desconocidos para un hombre simple como el. Justo detrás de ella, Nei, ciega y bastante inestable se sujetaba de las paredes sin abandonar su hábito de protestar.

- Para que me dices que corra si tu te detienes ahí, eh?, OYE! ¡NO VEO UNA…

- Cállate niña- musitó Ann con la firmeza digna de una maestra jedi – casi tropiezo con un gran pedazo de basura que debería estar muerto y compactado.

Nand hizo un sonido extraño parecido a una risa.

- Jedi, Mujercita, muévanse rápido y verán otro día. Es una oferta limitada así que MUEVANSE!

Ciurg se puso en pie y retomó el extenso corredor de vuelta, Ann no se permitió pensar lógicamente ni un segundo y, tomando de la mano a Nei, que seguía protestando, echó a correr tras el. Sorteando varios soldados inconscientes y unos cuantos paneles destruidos entraron al pasillo de mantenimiento por la misma entrada que Nand había abierto.

- Weird, aquí estoy, las tengo, ten lista esa nave


- Hecho jefe. Ya estoy a bordo, más vale que te apresures porque el sistema se reiniciará en…3…2…

Otro martillazo colosal y la nave volvió a sacudirse. Los propulsores adicionales se reencendieron y la orbita del destructor comenzó a estabilizarse. Un sendero de luces rojizas iluminó débilmente el pasillo como lo estaba antes del apagón y los tres fugitivos pudieron verse las caras.

- Que tipo mas idiota! – protestó Ciurg sin dejar de moverse, le quedaba apenas un tramo para llegar al hangar y ahora de seguro tendría que librar una batalla campal para abordar.

- Cual es el plan?- inquirió Ann, agitada

- Que te calles y corras!.

La jedi deseó tener su sable de luz a mano para partir el orgullo de ese bastardo asesino en dos. Nei iba detrás de ella.

- No te quejes Jedi, llevo años soportando a mi padre y no crecí tan mal.

- Eso crees…


Ciurg se detuvo frente a una escotilla. Ese era el punto en el cual el pasillo de servicio bordeaba el hangar principal. Le dio un puñetazo sin lograr abrirla, otro y un tercero más hicieron el trabajo El espectáculo del hangar repleto de tropas inconscientes y el aún intenso olor de los gases adormecedores que Weirdow había colocado con anticipación configuraban una escena digna de recordar. Ciurg avanzó con cautela. Una lanzadera imperial a su derecha y a su izquierda a lo alto se mantenían enganchadas a una extensa plataforma mecánica una docena y media de TIEs última generación. Ann se apresuró a alcanzar a Nand Ciurg presintiendo estar a punto de caer en una nueva trampa, pero un disparo proveniente de la entrada opuesta casi la atraviesa, de no ser por su magnífica percepción de la fuerza y sus habilidades jedi. Los tres corrieron en zigzag evadiendo los disparos de la tropas que llegaban de todos lados dispuestas a recuperar el control del hangar a todo o nada Nand Ciurg identificó la nave que usarían para escapar, Era una nave particularmente familiar para el, pues recordó haberla visto varias veces en los últimos años en los diferentes puertos ilegales donde solía esconder al Legionario. Era un modelo híbrido, justo como su nave, una mezcla de varios otros modificados y mejorados, de las chatarras mas preciadas por los contrabandistas y delincuentes peligrosos de la galaxia, puesto que nadie de entre ellos encuentra utilidad en un modelo registrado y fácil de localizar. Era un carguero mediano con propulsores de primera línea modificados, cuatro cañones laterales y con un enorme alerón vertical. Ann, lejos de detenerse a apreciar la nave, impulsó mediante la fuerza a Nand y Nei hacía dentro de la nave al tiempo que evadía con bastante suerte las ráfagas de los soldados apostados con rifles pesados, para finalmente entrar de un salto mientras la rampa acababa de cerrarse.

- AGARRENSE COMO PUEDAN SEÑORITAS, ESTO VA A DOLER!- Exclamó Weirdow desde la cabina a través de los parlantes.
La nave se elevó, con bastante inestabilidad y devolviendo con sus blasters automáticos tantos disparos como podía a un creciente número de tropas apilándose tras ella. Un giro poco delicado de Weirdow dejó a la nave de frente a la salida, avanzó torpemente dejando el hangar atrás y desactivando los propulsores inferiores. La nave se alejó de la entrada al hangar pero los disparos, inútiles, seguían resonando tras ella. Weirdow sonrió victorioso, hasta que un impacto de los cañones defensivos del Singularidad casi lo arranca del asiento.

- No es justo!, yo no tengo cañones tan grandes maldita sea!

Dio máxima potencia a los propulsores intentando quedar fuera del rango del destructor, la suerte estuvo de su lado suficiente tiempo para cargar los hiperpropulsores y sin perder el tiempo ni pensar en cual sería su destino, el machucado carguero escapó, dejando atrás una partida igualmente perdida tanto para el imperio como para Nand Ciurg, su hija y su accidental acompañante Jedi. Si alguien había vencido, ese era el histérico sujeto que gritaba descontroladamente su conquista sobre los sistemas de seguridad del Singularidad.
Nada contentos y con sentimientos bastante encontrados, sus tres acompañantes se encontraban cara a cara con el quinto pasajero y dueño original de esa nave. Humillado y amarrado de una manera casi irrisoria, Zatt se encontraba nuevamente con Nand Ciurg, tan indefenso como aquel día en el que perdió a todos sus seres queridos.



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13 años 10 meses antes #104 por General Darian
Destructor estelar Singularidad en rumbo de colisión con la superficie de Tatooine

Caos, caos en su estado más puro, así era como el general Darian evaluaba la situación que reinaba en el puente de mando. Incomprensiblemente, la computadora principal de la nave y todos los sistemas informáticos habían sido desconectados simultáneamente. Los motores principales habían dejado de operar y el gigantesco destructor estaba a merced de la atracción gravitatoria de Tatooine. En cuestión de minutos se convertirían en un enorme cráter ardiente que arrasaría centenares de kilómetros cuadrados del planeta.

El general Darian corrió hacia su oficina de mando manteniendo la sangre fría y esquivando al personal técnico que corría de un lado a otro presa de la histeria, abrió la compuerta manualmente y comprobó que el panel de mando de emergencia seguía operativo gracias a su alimentación independiente. Darian cogió uno de los cilindros de código que portaba en el uniforme y lo introdujo en un puerto de datos especial, luego pulsó un interruptor que parpadeaba con una débil luz naranja. Su cilindro contenía un programa maestro que reiniciaría la computadora purgando todos los sistemas y reintroduciendo nuevas claves cifradas. Darian consultó su crono con nerviosismo mientras los segundos pasaban, entonces la luz naranjá cambió a verde y las pantallas de sus sistemas de mando comenzaron a encenderse de nuevo, así como la iluminación principal. Accedió al control de ingeniería desde su consola de mando e introdujo la orden de reiniciar los motores de inmediato. Mientras la nave cobraba vida de nuevo y vibraba bajo sus pies, el general Darian volvió a poner en línea las comunicaciones.
—Puente, aquí el general Darian —su voz firme y serena fue escuchada por toda la nave a través de la megafonía principal—. He reactivado los sistemas de mando, recuperen el gobierno de la nave y asciendan de órbita de inmediato.
A continuación, el general introdujo la frecuencia restringida de seguridad.
—A todos los equipos de seguridad, aquí el general Darian, clave de identificación Omega Negro 542, diríjanse de inmediato al hangar principal.
En ese momento el recién ascendido general de división Sulamar entró en la oficina de mando.
—¿Que está ocurriendo, señor? —preguntó visiblemente alterado
—Alguien ha saboteado nuestros sistemas —repondió Darian con calma glacial— Y mi instinto me dice que tiene que ver con Ciurg.
—Eso es imposible —replicó Sulamar— Ciurg está en la bahía médica hecho puré...
—Lo sé —insistió Darian— Creo que tenemos un infiltrado a bordo, voy a tener que revisar por completo todo nuestro sistema de seguridad.
A Sulamar no se le pasó por alto el tono de fastidio en las palabras de su superior, se preguntó cuantas cabezas iban a rodar por esto....

Darian salió al pasillo y regresó de nuevo al puente de mando seguido por el general Sulamar.
—Reactiven armas y escudos —ordenó al oficial táctico, luego se sentó en su sillón de mando y puso en línea sus pantallas de datos tácticos.
Darian miró a su alrededor y contempló con silenciosa satisfacción como regresaba el orden y la disciplina. La tripulación había superado el pánico y se había concentrado en los procedimientos de emergencia con notable rapidez, dado lo crítico de la situación.
—Nave estabilizada en órbita estacionaria —informó el oficial de maniobra.
—Armas y escudos en línea —añadió el oficial táctico.
Darian cabeceó en dirección al capitán Drayson, que le devolvió el gesto desde su puesto sin disimular su admiración.
—¡Señor, alerta de intrusos en el hangar principal! —informó el oficial de seguridad—. Me informan de que están escapando abordo de una nave.
—¡Alerta roja! —ordenó Darian— ¡Armas preparadas a mi señal!
Darian consultó los datos de sus pantallas y miró a través de los ventanales de observación para ver la estela luminosa de una nave alejándose a velocidad máxima.
—¡Abran fuego!
Los turbolásers del destructor iluminaron brevemente la negrura del espacio con estelas de gas ionizado de color verde intenso. Consiguieron impactar sobre el objetivo, pero eso no lo detuvo. Pocos segundos después, la nave saltó al hiperespacio dejando a los imperiales confusos y contrariados.
Sulamar contempló el espacio vacío frente al Singularidad lleno de amargura, se volvió temeroso hacia el general Darian pero este exhibía su frío e impasible rostro de siempre, como si lo hubiesen esculpido en piedra.
—¿Han podido indentificar la nave? —preguntó con calma absoluta.
—Si, señor —respondió tímidamente el oficial táctico—. Era la nave de Zatt Henderán.
Darian arqueó una ceja en señal interrogativa mientras se acariciaba el mentón con la mano derecha.
—Pobre cabrón...—musitó—. Espero que le diesen un final rápido.
—¿Disculpe? —preguntó Sulamar sin entender
Darian miró a los ojos a su subordinado y esbozó una sonrisa triste.
—No creerá usted en serio que Henderán iba a ayudar a ciurg voluntariamente ¿verdad? Sospecho que le han retenido en su nave cuando la "tomaron prestada".
—¿Señor? —el oficial de seguridad se aproximó al general Darian con aspecto de haber conocido mejores tiempos. Tragó saliva antes de hablar—. Nos informan que los Ciurg, la prisionera Jedi y uno de nuestros soldados de asalto han desaparecido.
—Vaya, esto se pone cada vez mejor —comentó Darian con ironía—. Sospecho que el soldado desaparecido era nuestro infiltrado, seguro que el cuerpo de nuestro verdadero hombre aparecerá tarde o temprano.
Darian resopló controlando la ira que amenazaba con inundar su mente y sus dedos se agarraron con fuerza a los reposabrazos del sillón hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Cerró los ojos un momento, inspiró lentamente y expiró. La calma volvió a él como si nunca lo hubiese abandonado. Abrió los ojos y miró a sus oficiales, que aguardaban expectantes sin atreverse a hablar.
—Quiero ver al mayor Sorannan inmediatamente.

Continuará...

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Han Solo (La Tregua de Bakura)

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13 años 10 meses antes #105 por General Darian
Destructor estelar Singularidad, en órbita sobre Tatooine

El dispositivo de control descansaba sobre la pulida superficie de la mesa, sobre la que se relejaban los rostros de dos generales imperiales. El mayor Sorannan presentó su informe y se retiró a sus dependencias médicas. El general Darian y el general Sulamar se miraron en silencio.
Sulamar había sido confirmado por Coruscant como nuevo oficial al mando de la 501ª legión de asalto, y lucía orgullosamente su nueva divisa de rango sobre el pecho de su negro uniforme: cuatro rectángulos rojos sobre cuatro rectángulos azules. Se supone que ambos iban a celebrar sus respectivos ascensos junto con el éxito obtenido en Tatooine, sin embargo la huida de los prisioneros lo había echado todo por tierra. Sulamar se sentía abatido y frustrado, Darian por su parte se mostraba tan sereno como era su costumbre.
—No te preocupes, Roan —Darian empleó el nombre de pila de su subordinado y amigo para relajar la tensión—. Tan sólo hemos sufrido un contratiempo menor, la fase principal de nuestro plan sigue en marcha.
—No entiendo como puedes estar tan tranquilo, Elim —replicó Sulamar mostrando el mismo trato informal, fruto de su confianza—. Nos han humillado. Dos veces...
Darian se encogió de hombros y sonrió.
—Tan sólo soy realista, contaban con ayuda exterior y todos eran auténticos profesionales, si bien es cierto que nuestro sistema de seguridad se ha demostrado vulnerable de un modo inaceptable. Pero estoy corrigiendo la situación.
Sulamar se estremeció al recordar las severas medidas disciplinarias impuestas al personal y los rígidos protocolos de seguridad modificados.
—Por otra parte...—Darian siguió hablando mientras Sulamar consideraba la situación—...pronto tendremos a punto a nuestro "equipo especial", el plan original tal y como lo concebimos sigue en marcha. La huida de la Jedi Ann es lamentable, pero ella no supone un riesgo inmediato, por lo menos no más que cualquier otro Jedi. Y en cuanto a Ciurg....ahora es problema de Rooneri, por lo que a mí respecta se escapó de Henderán cuando éste se lo llevaba a su jefe. Asunto zanjado. Si Ciurg es lo bastante estúpido como para volver a cruzarse en mi camino, morirá.
Darian había pronunciado las últimas palabras con dureza mientras jugueteaba distraídamente con un anillo que llevaba en el dedo índice de su mano izquierda. Sulamar entornó los ojos con suspicacia. No recordaba haber visto antes ese anillo. Darian siguió la mirada de su subordinado y una vez más adivinó sus pensamientos.
—Es mi póliza de seguros —dijo sonriendo con malicia—. Un detalle oculto del proyecto Damocles.
Darian no pudo resistirse a compartir el secreto con su viejo amigo cuando este le dedicó una mirada intrigada y cargada de curiosidad.
—Los dispositivos creados por la División de Armas Especiales (DAE) tienen varios sistemas de seguridad para garantizar su eficacia —explicó—. Es algo en lo que insistí cuando dirigí la organización hace años. Además de ser impsible de retirar sin matar al huésped, el dispositivo tiene una frecuencia secreta de respaldo además de la frecuencia pincipal codificada. Es un sistema de activación que actúa instantáneamente sin importar las circunstancias, está ideado para evitar culaquier sistema que intente anular, bloquear o interferir la señal de activación. Para ello, la señal de emergencia emite un flujo de neutrinos muónicos de alta energía capaz de atravesar cualquier material a grandes distancias, pero inofensivo para los seres vivos. La cuestión es que el dispositivo Damocles va equipado con un sensor extremadamente sensible a la variación de los flujos de neutrinos. Los neutrinos normales hallados en las radiaciones cósmicas no lo activarían, pero un flujo repentino y concentrado de neutrinos muónicos sí lo harán. El anillo sólo tiene energía para mantener el haz durante una milésima de segundo, pero es más que suficiente. Los neutrinos atravesarán toda la materia que encuentren a distancias enormes, y el haz se proyectará en todas direcciones. No hay forma de que Ciurg pueda escapar a él. Y para rematar, el anillo tiene una banda sensora en su cara interna conectada a mis constantes vitales. Si yo muero, o si mi anillo deja de estar en contacto con mi piel, emitirá la señal de forma automática.
Darian se recostó en su asiento con gesto triunfal mientras dejaba que su viejo amigo digiriese la información. No tardó en aparecer una sonrisa en el rostro de Sulamar.
—Cómo ves, Roan —continuó Darian— Ciurg es realmente el menor y más insignificante de mis problemas, y en cuanto a Ann, su huida es un fastidio, nada más. Proseguiremos con el plan según lo previsto.
—Comprendo —dijo Sulamar radiante de alegría.
El intercomunicador de la oficina interrumpió la conversación.
—General, aquí el capitán Drayson, la nave del capitán Darven acaba de llegar.
—¡Excelente! que se presente ante mí de inmediato junto con su "pasajero", haga que los escolten hasta mi oficina.
—Sí, señor.
Darian se volvió hacia Sulamar aún más radiante de satisfacción, si tal cosa era posible.
—Bien, parece que por fin Joven Jedi ha vuelto con nosotros, la fase final de mi plan está cada vez más cerca de completarse.

Continuará...

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13 años 10 meses antes #106 por bountyhunter_s1
El carguero avanzaba tranquilo por una ruta de contrabandistas poco frecuente. No era del todo amigable por su cercanía a dos vastos campos de asteroides, pero manteniendo su rumbo y velocidad les daría suficiente tiempo para decidir hacia donde ir y reparar lo mejor posible los dañados sistemas de navegación y las perdidas en los sistemas refrigeradores de los propulsores.

En tanto los tripulantes se reunían en la bodega principal de la nave, que hacía las veces de sala de armas para su propietario original, ahora encerrado en el sector que el mismo destinara para sus presas. En un principio toda la charla se basó en un intercambio de improperios entre Ann y Nand, Nei y Weirdow, y luego de todos contra todos, hasta que alguien trajo a colación el destino de Zatt, tema que Nand pretendió resolver con una democrática elección entre las mas horripilantes torturas o una rápida pero no menos horripilante decapitación.

- Eso es lo que sucede contigo – replicó Ann al caza recompensas – todo tu mundo consiste en matar, torturar y decapitar.

- Es cierto- asumió Nand, con una sonrisa irónica que anticipaba una burla – pero de vez en cuando hago caridad salvando del imperio a alguna que otra Jedi inútil…

- ¿Más inútil que un caza recompensas que pierde a su presa, a su nave y que termina escapando del imperio en un tarro de lata que ni siquiera pudo robar por si mismo?


Nei sonrió, con algo de vergüenza ajena, y Nand buscó la mirada de Weirdow en busca de alguna ayuda.

- 2 a 1 Nand… la chica Jedi gana justamente.

- Ok Weird…tendré eso en cuenta. Y tu jedi, te equivocas sobre lo de mi nave. En fin, mataremos a ese bastardo, pero después de dejar en claro lo más importante.

Ann hizo un gesto de indiferencia, contrastando con el enorme interés que Ciurg despertó en los suyos.

- Nuestro objetivo –continuó – es lograr aquel fin pospuesto por la mediocridad de nuestros antiguos hermanos. No pudimos construir nuestra propia organización en su momento, pero les aseguro que el destino nos ha dado una segunda oportunidad. Rooneri vino por nosotros y fracasó aún teniendo a la basura imperial de su lado. Ahora iremos por el y por su organización, para hacerla nuestra.

- Es una locura – musitó Nei , molesta, examinando las vendas sobre su vientre – El tipo nos acorrala y casi nos mata, y ahora vamos no solo por el sino también por el control de sus negocios, sus jefes regionales y sus soldados… mierda, es que somos muy valientes… o muy estúpidos.

- Otra vez pierdes Nand – interrumpió Weirdow en su eterna mofa – definitivamente tienes un problema con las mujeres.

Nand arrancó una cuchilla de la estantería y la llevó al ras de los labios de Weirdow.

- Vas a hablar en serio –le susurró Nand cara a cara –…o no volverás a hablar.

- O…kay. Bueno, emm, como les decía chicas, Nand tiene razón. Estuve bastante tiempo haciendo pequeños trabajos de sabotaje o espionaje en los clanes, en especial los tres más pequeños, y puedo asegurarles que no hay mucha alegría entre los soldados. La paga es mala y fija, ya no son caza recompensas sino matones asalariados, también el nivel de los trabajos apesta, no hay ningún código de honor, no hay posibilidad de crecimiento dentro de la organización. A muchos le dan una buena parte del salario en barras mortales, los más inteligentes las trafican y sacan algún extra, pero la gran mayoría… bueno, es obvio no?, pagas poco, los haces dependientes, y siempre los tendrás a tu servicio.

Ann escuchaba atentamente mientras fingía inspeccionar su recuperada arma. Por un momento no pudo evitar pensar en voz alta.

- Y se supone que al matar a Rooneri todos los demás jefes bajo su mando van a ponerse a tu servicio, Ciurg…patético como de costumbre.

Todos los Ciurg la miraron. Nand, con bastante enojo, Nei, sonriendo con aprobación y Weirdow aún tenía la filosa hoja del cuchillo de Nand demasiado cerca para arriesgarse a emitir opinión.

-Mierda! – Exclamó Nand - ¿y tu decías que era mala idea lo de traer a la jedi, eh Weird?. Bien, iluminadita, te explicaré. Rooneri es la cabeza más grande, bajo el hay 3 cabezas, menos inteligentes, pero no menos peligrosas. Abaal Jardaal, de Ord Mantell, provee naves modificadas como esta o el Legionario, Jynky Hall Buntey Hall, provee armas ilegales a montones, y Ipps Tavo es quien recluta a los mercenarios de los sistemas más desgraciados. Vamos también a por ellos, luego, sin ningún jefe a la vista, reclamaré mi lugar como el mejor entre los mercenarios... A todo esto, te preguntarás cual es el papel de Rooneri... lo que hace es volver legal todo lo anterior, mediante sus tratativas con políticos e imperiales. Pero desde hace algunos años su influencia comenzó a diluirse, porque su ambición arrastró a los demás a meterse en cuestiones que el imperio no ve con buenos ojos…

- Para el imperio- interrumpió Nei – es mas moral asesinar que traficar drogas o prostituir. Como si no fuera todo la misma mierda…

- No llames mierda al oficio que te mantiene con vida, hija- replicó Weirdow con tono paternal.

-Si fuera tu hija hubiera heredado tus problemas mentales…

- Que problemas?-inquirió profundamente extrañado Weirdow, sin quitar la vista del cercano cuchillo de Nand.

- BASTA!.

El grito de Nand paralizó la distensión propuesta por Nei y Weirdow.

- Ahora –continuó mordiendo las palabras – va a haber muchas muertes justas, y habrá muchas almas salvadas, caerá el mayor imperio criminal y lo reemplazaremos por otro…algo más justo. ¿Quién está dispuesto?

- Yo…siempre y cuando alejes ese cuchillo de mí.

- Bien, Weird, no se que sería de mi sin tu estupidez. ¿Niña?

Nei miró a los ojos de Ann. Supo que no quería separarse de ella, no sabía exactamente por qué, pero después de tantos años, era la primera vez que sentía un apego maternal.

- MUJER!, VIENES O HACES TU CAMINO?!

- Ire…padre.

Nuevamente los ojos de los Ciurg se clavaban sobre la Jedi. Se sintió algo acorralada, pero no sentía miedo. Intentó concertarse en la fuerza, ver más allá de ese punto del tiempo, adelantarse. Pero todo se veía demasiado oscuro, turbulento, cambiante como una tormenta huracanada, imposible de predecir, imposible de detener.



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13 años 9 meses antes #107 por skyana
Respuesta de skyana sobre el tema FAN-FORUM WARS. Partida XI: El Legado
Grandes torbellinos de energía formaban las agitadas emociones de Nei. Arrebatos de ira por el abandono y la crueldad de su padre, dolor y vacío por la falta de su madre, era lo que veía la jedi en la joven caza recompensas. Ann sondeó profundamente atravesando las delgadas capas entretejidas de las emociones de Nei en busca del núcleo de su ser y un poder muy intenso la atrajo despertando nuevamente su interés, cautivándola una vez más…”Ella es muy poderosa en la fuerza y ni siquiera lo imagina, si yo pudiera entrenarla se convertiría en una extraordinaria…

_ Hey Jedi en que parte de la galaxia flota tu vacío cerebro_ interrumpió Nand


_Siempre tan delicado en dirigir tus palabras_dijo Weirdow _especialmente con las damas, tus modales son una mier…

_¡Callate!_ gritó Nand

_Solo pensaba en esta situación, tan abrumadora por cierto para mi…nada más eso, pensaba…_ disimuló Ann al ser bruscamente arrancada de su visión interior.

_Decídete rápido entonces, esto no es una entretenida excursión para jedis o hubieras preferido quedarte esculpiendo en algún calabozo la bonita cara de Darian.

Nei miró con desaprobación a su padre mientras Weirdow largó una carcajada espontánea.

-No le hables así Nand, mira que lleva un buen sable en su cinturón, a ver si todavía te quedas sin pantalones o peor aún sin…

Nand hecho una gélida mirada a su colega que le hizo callar de inmediato.

Weirdow hacia referencia al suceso que había ocurrido unos momentos antes de que Zatt fuera encerrado, la jedi había insistido en una segunda revisión de la ropa, específicamente dentro de una de las botas de Zatt había visto con su mente un destello azul, una luz muy familiar que escapaba a los ojos de los ciurg , supo que se trataba del cristal del sable de su maestro. Cuando weirdow reviso la bota camuflada se había encontrado con la sorpresa del arma ante lo cual Zatt argumentó que el objeto le pertenecía, que había sido un obsequio del General Darian, tales palabras humillaron a la jedi más que nada por el valor simbólico, una parte de su mentor existía aún allí y para Zatt no significaba más que un vulgar objeto de exhibición que le otorgaba prestigio. “No sabes nada sobre estás armas” había protestado Ann mientras observaba el sable esta vez en su mano y liberando al fin el fogonazo azul por primera vez dentro de la nave. Zatt no apartaba la vista de la azulada luminiscencia
_ Ustedes santulones jedis y sus delirios místicos, tan egocéntricos que no se dan cuenta del peligro ,del riesgo que representan hasta para sus seres queridos_ había dicho recordando a su fallecido hermano Kiuz a quien culpaba indirectamente por el asesinato de toda su familia. Luego había mirado con ira incontenible a Nei como si fuera a calcinarla con sus ojos, ante tal percepción la Jedi quiso cortar el flujo de oscura energía
_Quieres un motivo para odiar? _Dijo Ann desafiante_ Lo tendrás._ e inmediatamente con el sable le cortó el cinturón cayendo el pantalón al suelo avergonzando de esta manera a Zatt más que nada por la carcajada proveniente de la garganta rasposa de Nand. La Jedi creyó que había llegado muy lejos con esta acción y se preguntó si al estar tan cerca de los Ciurg se le estaban pegando sus buenos modales.
………………………………………

El tiempo transcurria dentro del carguero y los Ciurg esperaban una respuesta. La jedi miró a Nand, el mismo a quien ella una vez había decidido destruir. Pero ahora todo era diferente, al escuchar su instinto lo supo “finalmente me has cazado tu a mi, caza recompensas, mi sueño aquella vez en Tatooine fue simbólico, solo disparaste a mi corazón al acercarme a tu hija” pensó Ann y luego miró a la joven , vió la esperanza en esos ojos oscuros y decidió entrenarla secretamente en el camino de la fuerza.

_Mi decisión está tomada, iré con ustedes _concluyó Ann



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13 años 9 meses antes #108 por bountyhunter_s1
Ord Mantell prácticamente carecía de presencia imperial, lo cual era contradictorio por donde se lo mire. Más de una veintena de criminales conocidos de máxima peligrosidad sentaron sus bases allí y sus negocios florecían. También era un lugar bastante conveniente para la compra y venta de armas y naves ilegales más que valiosas para cualquier enemigo del imperio que se precie. Sin embargo, el carguero de Zatt Henderán tocó suelo firme en un puerto a medio desmantelar cerca del infame basurero del sistema. Los estabilizadores se apagaron dolorosamente dando aviso de que no volverían a encenderse, y ni hablar de los propulsores, que no explotaron por lo que Nand Ciurg llamaría suerte, y Ann, la voluntad de la fuerza. Sin embargo, varios droides mecánicos se acercaron a la nave discutiendo entre si y a los tropezones, cumpliendo con su programación primaria.

Ann observaba apoyada en el umbral entre el pasillo de carga y la bodega principal, sintiendo el respetuoso roce de Weirdow, con quien había trabado una tenue simpatía en el viaje. Nand Ciurg había logrado hacer espacio en su cuerpo para llevarse más de la mitad de las armas de Zatt consigo. Nei seguía el ejemplo, y se hizo del resto.

“Será una tarea difícil…” Se dijo Ann a si misma analizando el particular gusto por las armas de mano de la chica, que la miraba con una exultante sonrisa. Y no era para menos. Nei ya no veía el plan de su padre como un imposible, o por lo menos, se sentía algo más segura con sus nuevos compañeros. Ya no estaba a la deriva de los caprichos e improvisaciones de su padre. Weirdow le hacía reir, y Ann de alguna manera le recordaba a alguien a quien justamente, no recordaba. Nei construía a su madre sobre la imagen de Ann. Y era extraño. Hace solo un par de días le mostró todo lo que tenía para matar, y quizá lo hubiese logrado de no ser tan confiada. Y nada le hubiera hecho sentir más miserable de haberlo logrado.

- Bueno señoras- Dijo Nand mientras le buscaba lugar entre las fundas de su nueva armadura a su nuevo amor platónico, una navaja de penetración explosiva – Voy a ser claro desde el principio, es especial para ti, Jedi. Librar a la galaxia del círculo interno, de la organización de Rooneri será un beneficio para muchos. Pero no hago esto por caridad. Una vez que Rooneri esté muerto y en pedazos, nos haremos con todas sus ganancias, absolutamente todo. Los créditos serán repartidos, los negocios que no nos sirvan los disolveremos, si es posible. Luego cada uno decidirá su camino. Ese es el trato.

- Y que gano yo? – Preguntó Ann para gran sorpresa del cazarecompensas.

- No mencioné lo suficientemente clara la palabra Creditos, mujer?

Ann avanzó hacía Ciurg lo suficiente para ver el estirado reflejo de su rostro sobre la superficie del casco original del mercenario, que Zatt guardó para enorgullecerse de su supuesta presa- Los créditos no son una causa para mi, Nand Ciurg.

- Oooh!... Bueno, que chica tan idealista.- Ciurg le dio la espalda y activó la rampa - Cuando conozcas a Abaal Jardaal tendrás una verdadera cruzada de ideales por delante.

Ciurg descendió cautelosamente. Weirdow lo siguió, ya liberado de las piezas de armadura imperial, luciendo una intimidante armadura personalizada en un opaco color negro, similar a la de los comandos de elite del imperio. Dispensó una sonrisa de aprobación a Ann y antes de cubrise la cabeza con su casco. Viejas voces del pasado le cuestionaron muy en su interior la sabiduría de su proceder. Su maestro no hubiese aprobado su adhesión a ese grupo de renegados. “Pero, ¿no soy yo también una renegada ahora?.”. Una palmada en el hombro le recordó el motivo que la retenía allí. Nei se le adelantó y descendió también de la nave, hacía el predominante color oxido de los basureros de Ord Mantell. “Es una pieza de nuestro futuro. No puedo dejar ir un destello de luz por más débil que sea. No lo haré”.


Ann avanzaba por un inmenso corredor repleto de puestos armados con piezas inservibles donde se ofrecían a un módico precio las más exóticas e inútiles mercancías.. Era increíble la idea de que al otro lado del sistema había pequeñas ciudades habitadas con sistemas de transportes, bellas edificaciones y todas las comodidades. Pero era obvio que Nand Ciurg y los suyos no la llevarían a conocer la cara bonita de los sistemas. Además, era una Jedi, era una de las mejores por más que jamás se permitiese aceptarlo y por sobre todo, tenía una vida por salvar, si es que no muchas más. Valía la pena.

- Vi unos tres o cuatro vehículos desde el puerto hasta aquí…- se quejaba Nei, con la parte inferior de su rostro cubierta por grueso velo que caía sobre su espalda como una capa mediana - y sin embargo hay que caminar y caminar… ¿Y por cierto que tan lejos estamos de ese sujeto?

Nand no mostró el mínimo interés en atender a su hija, Weirdow por su parte no le perdía el rastro a ninguno de los sospechosos sujetos que se movían de un lado a otro.
Nei echó unas cuantas maldiciones irreproducibles que daban cuenta de sus poco refinados modales, y de su escasa feminidad. La joven Jedi que marchaba tras ella sentía una enorme simpatía por la chica, le hacían gracia sus actitudes inmaduras pese a sus mortíferas capacidades. “No es más que un manojo de caprichos y berrinches… pero con demasiadas armas a mano…”

- Alto, ponganse a un lado – susurró la voz rasposa de Nand, paralizando súbitamente la marcha tras sus pasos. Siguió con la vista a un Rodiano muy familiar que entraba despreocupadamente a una cantina de mala muerte, en el más literal sentido. Se hacia llamar Kong, pero dentro del Círculo era más conocido como “Orejas”. Era el administrador de Jardaal y tenía acceso casi ilimitado a los negociados de este con Rooneri. Era un secreto a voces que Orejas deseaba el puesto de Jardaal pero no tenía ni una pizca de valor para intentar levantar un dedo en su contra. Además le faltaba lo que a Jardaal le sobraba a la hora de movilizar a los suyos: Terror.

- Yo también lo vi – musitó Weirdow, subiendo sobre su casco la capucha de su túnica.– Definitivamente no podemos hacerlo… nosotros.

El “nosotros” resonó con la suficiente fuerza en la cabeza de Nand. Tanto el como Weirdow voltearon la vista lentamente a sus compañeras.

- Bien chicas – continuó Nand en tono interesante – esto les va a encantar. Necesitamos que vayan por ese rodiano de mierda que acaba de entrar a ese lugar de mierda..

- Y LO HAGAMOS MIERDA!- Exclamó una entusiasmada Nei, robándose las miradas de varios transeúntes, y varias carcajadas de Weirdow.

- Que tal si dejan esa palabra por un rato…- sugirió Ann, cuidadosa ante las oscuras presencias alrededor de ella y los Ciurg.

- Si – asintió Weirdow - ¿Qué no ven que es una palabra de mierda?

- Que tal te vendría perder las bolas, Weird?

La amenaza de Nand no tuvo mucho sentido para ambas mujeres. Pero si para Weirdow, que sintió el cuchillo de su temerario colega en una zona especialmente peligrosa.

- Eso es. Nada mejor que mantenerte callado. – Continuó Nand Ciurg- Y tu, mujercita… no te volviste demasiado simpática para ser un gusano que se pasaba el tiempo lloriqueando?. Ya fallaste dos veces. Creo que es tiempo de que demuestres que no perdiste tu gusto por la sangre de los viejos tiempos, o que definitivamente eres un parásito. Una miserable quejumbrosa.

Ann sentía como la energía vital de Nei se oscurecía terriblemente en presencia de su padre. Crecía un odio asesino hacía todo, incluso hacía si misma, aplastando su luz, arrancándole todo aquello en lo que La Fuerza le hacía fuerte. Y lo que más le perturbaba, era el control de Nand Ciurg sobre las emociones de su hija, como si el mismo también pudiera sentir sus momentos de luminosidad, y los opacara despertando ese lado salvaje.

- Entonces quieres que entremos y le quitemos información a ese rodiano…qué exactamente? – inquirió Ann, leyendo con facilidad las intensiones de Nand, y aliviando a Nei de la creciente humillación que su padre le infligía.

- Simple. Donde encontrar a Jardaal. Es imposible para Weirdow y yo sacarle esa información. Nos conoce y no tardará en echarlo todo a perder. Finge ser una cazarecompensas que necesita una nave sin registrar. Si lo convences, no tardará en llevarte con el. No te será muy difícil… y nadie tiene que salir lastimado.

- Bien. Cúbrannos desde donde puedan. Vamos niña.

Ann caminó tranquilamente hacia la entrada de la cantina, donde un borracho peleaba con su sobra y otro, nadaba sobre su vómito. La mano firme de de Nand frenó a su hija antes de que siguiera a la Jedi.

- Una vez que el rodiano les haya dicho donde está, mátalo a la primera oportunidad. No vuelvas a fallarme niña.

Nei Asintió con firmeza y se puso en marcha tras la Jedi. "Nunca seré nada. Nunca."



"su falta de fé es...Inquietante..."

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